Suena el teléfono en un servicio técnico de informática.
-Servicio técnico de ordenadores, buenos días -Saluda amablemente un técnico.
-Hola. Oye que el chisme éste no me va -Responde un usuario.
-Disculpe, pero ¿Quién es usted?
-Soy Perico.
-Lo siento caballero, pero no le conozco, de todas formas dígame en que puedo ayudarle.
-Que el chisme éste no va -Insiste el usuario.
-Perdone, pero ¿Qué es el chisme? -Pregunta
el técnico, pensado que puede ser un ordenador, un portátil, una
impresora, una cámara, un router, un programa, un disco duro, un
pendrive, una grabadora y cien aparatos más.
-¡Joer! ¡Pues eso, el ordenador!
-¿Y qué es lo que le ocurre?
-Ya se lo he dicho... ¡Qué no va!
-Pero que no va, el qué.
-¿Otra vez? ¡El Ordenador!
-Pregunto sobre el ordenador. ¡Qué le ocurre al ordenador! ¡Qué hace!
-No funciona.
-Eso
puedo suponerlo, porque entonces no estaríamos hablando por teléfono,
así que me gustaría saber que le ocurre a su ordenador. ¿No arranca? ¿No
enciende? ¿Falla algún programa? ¿No funciona internet? …
-¡Ah, no sé! Yo no sé informática.
A estas alturas el técnico ya tiene el cerebro a punto de estallar...
-Vamos a ver... ¿Tiene ahora mismo el ordenador delante?
-Si
-Vale, pues arranque el ordenador.
-Voy a arrancarlo.
-¿Ya está?
-No, no arranca.
-¿Qué está haciendo para arrancar el ordenador?
-¡Pues darle al botón el que tiene delante!
-El ordenador tiene varios botones “delante”. Pregunto, a cual de todos esos botones está pulsando.
-¡Ah, no sé! pues el de arriba.
-Señor,
el de arriba es el botón para abrir la bandeja de CD’s, el que tiene
que presionar es el botón “Gordo” que está en el centro del ordenador.
-¡Anda coño! ¡Habérmelo dicho antes!
-¿Ya arranca el ordenador?
- ...pii...pii...pii... ...pii...pii...pii... ...pii...pii...pii...
-¿Señor?
- ...pii...pii...pii... ...pii...pii...pii... ...pii...pii...pii...
-¿Oiga?
- (el usuario ya colgó el teléfono hace rato sin un gracias, hasta luego o adiós)
Ahora,
imagínate la misma conversación, pero vamos a cambiar el “chisme”. En
vez de un ordenador, usaremos por ejemplo, un coche.
Suena el teléfono en un servicio técnico de automóviles.
-Servicio técnico de automóviles, buenos días -Saluda amablemente un técnico.
-Hola. Oye que el chisme éste no me va -Responde un conductor.
-Disculpe, pero ¿Quién es usted?
-Soy Perico.
-Lo siento caballero, pero no le conozco, de todas formas dígame en que puedo ayudarle.
-Que el chisme éste no va -Insiste el conductor.
-Perdone, pero ¿Qué es el chisme? -Pregunta
el técnico, pensado que puede ser un coche, una moto, un camión, el
GPS, un intermitente, el volante, el maletero, las luces del
salpicadero, el encendedor y cien aparatos más.
-¡Joer! ¡Pues eso, el coche!
-¿Y qué es lo que le ocurre?
-Ya se lo he dicho... ¡Qué no va!
-Pero que no va, el qué.
-¿Otra vez? ¡El Coche!
-Pregunto sobre el coche. ¡Qué le ocurre al coche! ¡Qué hace!
-No funciona.
-Eso
puedo suponerlo, porque entonces no estaríamos hablando por teléfono,
así que me gustaría saber que le ocurre a su coche. ¿No cierran las
puertas? ¿No frena? ¿Falla algún piloto? ¿No funciona la palanca de
cambio? …
-¡Ah, no sé! Yo no sé conducir.
A estas alturas el técnico ya tiene el cerebro a punto de estallar...
-Vamos a ver... ¿Tiene ahora mismo el coche delante?
-Si
-Vale, pues arranque el coche.
-Voy a arrancarlo.
-¿Ya está?
-No, no arranca.
-¿Qué está haciendo para arrancar el coche?
-¡Pues darle al botón que tiene delante!
-El coche tiene varios botones “delante”. Pregunto, a cual de todos esos botones está pulsando.
-¡Ah, no sé! pues el de arriba.
-Señor,
el de arriba es el botón para abrir lel navegador GPS, lo que tiene que
hacer el meter la llave del coche que está debajo del volante y girarla
un poco a la derecha.
-¡Anda coño! ¡Habérmelo dicho antes!
-¿Ya arranca el coche?
- ...pii...pii...pii... ...pii...pii...pii... ...pii...pii...pii...
-¿Señor?
- ...pii...pii...pii... ...pii...pii...pii... ...pii...pii...pii...
-¿Oiga?
- (el conductor ya colgó el teléfono hace rato sin un gracias, hasta luego o adiós)
Comparar
detenidamente los dos diálogos y podrás comprobar lo absurdo que nos
resulta a los técnicos tratar con gente que no tiene ni la más pajolera
idea de usar un puñetero ordenador.
Por cierto... el primer diálogo es real y sufrido en mis propias carnes (y no es el primero ni será el último, por desgracia).
Conclusión: LA GENTE SE COMPRA COCHES SIN SABER CONDUCIR.